Me encantó un proyecto autodirigido para nuestro entrenamiento sobre este tema, ingeniado en el Encuentro Mundial de Valores 2021. Al ver el programa recordé un mensaje que les he comentado varias veces sobre lo que un orador huésped dijo en una ceremonia de graduación del Tec de Monterrey: «Nadie será recordado por sus pensamientos secretos, ni por lo que quiso decir y hacer sin haberlo dicho y sin haberlo hecho. El hombre y la mujer valen por sus acciones, valen por la casa que sirven y valen por la huella que dejan en su tiempo».
Para mí es claro que si queremos dejar una huella en nuestra comunidad debemos participar en organizaciones gubernamentales, o en programas comunitarios como este programa en el Encuentro Mundial de Valores. Me encantó la invitación que nos hacen: «Únete a este programa global que cambiará para siempre la manera en que ves a las personas que te rodean y al mundo en el que vives».
Este programa tiene tres etapas, en la primera nos fortalecen el autocultivo del ser; en la segunda etapa fortalecen el poder relacionarnos con los demás; y en la tercera etapa nos ayudan a integrar sistemas de apoyo.
Me encantó la definición esencial que hacen de este programa, pues nos dicen que: «La compasión integral se refiere a la habilidad de vivir de acuerdo a los valores que reconocen que tenemos una humanidad en común y con nuestra inclinación natural a ser bondadosos. Que ayuda a cultivar los valores humanos como habilidades para que podamos prosperar y florecer como individuos y como sociedad. Este programa está dirigido a cualquiera de nosotros que desee desarrollar habilidades que nos permita conocernos mejor y relacionarse mejor con los demás, manejar mejor nuestras emociones y apoyar a otros a través de la compasión como valor que debería ser intrínseco de la humanidad».
Un colega y amigo, al mencionarle este mensaje, me envió el siguiente comentario del Episcopado Mexicano: «La educación es antes que nada un acto de amor, la transmisión libre y generosa de los valores más propiamente humanos, como la verdad, la bondad, la belleza, la unidad y la paz». Con este mensaje recordé una de las partes de la Biblia que más me gusta, el Eclesiastés, pues trae un buen número de mensajes que podemos usar para nuestra planeación estratégica personal. ¿Y cuáles te gustaron?, me preguntó mi correctora de estilo; sin pensarlo mucho le dije: Me gustaron varios. Les comparto uno:
El momento oportuno, en el cual se nos dice: «hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol; un tiempo para nacer y un tiempo para morir, un tiempo para plantar y un tiempo para arrancar lo plantado; un tiempo para demoler y un tiempo para edificar; un tiempo para llorar y un tiempo para reír; un tiempo para lamentarse y un tiempo para bailar; un tiempo para arrojar piedras y un tiempo para recogerlas; un tiempo para abrazarse y un tiempo para separarse; un tiempo para rasgar y un tiempo para coser; un tiempo para callar y un tiempo para hablar».
Como ven, estamos muy a tiempo de fortalecer nuestra compasión integral para fortalecer nuestra inclinación a ser bondadosos; sin olvidar que nadie puede amar a Dios, a quien no vemos, si no amamos y apoyamos a las personas que nos rodean, especialmente a los que menos tienen, pueden o saben.
CV
Ingeniero Químico por el Tecnológico de Monterrey con una maestría en Ingeniería Química en la Universidad de Wisconsin en Madison, Wisconsin. Fue rector del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, campus Monterrey; también rector del Sistema Centro de Estudios Universitarios (CEU). Actualmente es director general del Instituto Estatal de las Personas Adultas Mayores (IEPAM).
